9 de septiembre de 2011
Santiago de Chile, Especial, Uruguay al Día (UD)
La sociedad civil organizada y las organizaciones no gubernamentales tienen un rol clave que jugar en la seguridad alimentaria en el siglo XXI, señaló este viernes José Graziano da Silva, Representante Regional de la FAO para América Latina y el Caribe.
Graziano se reunió con integrantes de América Latina y el Caribe del Comité Internacional de Planificación de las ONG/OSCs para la Soberanía Alimentaria, CIP, el cual lleva a cabo una reunión, en Santiago de Chile, para debatir el rol de los actores sociales en la lucha contra el hambre y desarrollo rural en América Latina y el Caribe.
“La sociedad civil es un motor de transformación importante” afirmó Graziano da Silva.
Según el Representante, las organizaciones rurales y campesinas deben participar activamente del proceso de desarrollo rural, contribuyendo a enfrentar los desafíos de la seguridad alimentaria, el cambio climático y el alza y volatilidad de los precios de los alimentos.
En este sentido, recordó el importante rol de la agricultura familiar y la pequeña producción, ya que puede proveer alimentos de calidad para mercados locales, y de la revalorización de alimentos tradicionales de cada región para enfrentar la actual crisis de precios.
Fortalecimiento de la sociedad civil
En seguimiento a la Conferencia Internacional para la Reforma Agraria y el Desarrollo Rural, CIRADR, realizada en 2006, en Brasil, la Oficina Regional de la FAO ha impulsado diversas actividades que buscan fortalecer la sociedad civil y aumentar su participación en el debate sobre el proceso de desarrollo rural.
“Los gobiernos de la región entienden la importancia de la participación de los actores sociales en los procesos de desarrollo rural y cada vez más piden nuestro apoyo en este ámbito”, dijo Graziano da Silva.
Entre las iniciativas promovidas por la FAO, destaca la realización de cursos de formación de jóvenes líderes rurales e indígenas. Desde 2009, esta acción ha capacitado a 660 líderes de organizaciones rurales en 23 países de la región. Dichas capacitaciones cubren aspectos como desarrollo territorial rural, seguridad alimentaria, acceso a recursos naturales y tierras, y a cursos de alfabetización digital.
Por otro lado, la FAO ha apoyado la realización de mesas de diálogo entre gobierno y sociedad civil en diversos países de América Latina para construir una agenda de desarrollo rural que incluya la visión de los distintos actores sociales. También ha apoyado la realización de rutas de aprendizaje en los países del Mercosur y de la Comunidad Andina de Naciones, que permiten a distintas organizaciones compartir sus experiencias y planes de incidencia en materia de desarrollo local.
El coordinador regional del CIP para América Latina y el Caribe, Mario Ahumada, pidió que la FAO apoyara de manera permanente el fortalecimiento de la sociedad civil y que su participación en los debates promovidos por la FAO siguiera ampliándose.
Reforma de la FAO
El Representante Regional y los representantes del CIP también notaron la creciente participación de los actores sociales en las instancias regionales de FAO y coincidieron en la importancia de la aumentarla también en el ámbito global. En este sentido, Graziano da Silva destacó la ampliación del Consejo de Seguridad Alimentaria Mundial y la inclusión de representantes de la sociedad civil, y sugirió que la instancia también incluyera al sector privado para fortalecer los mecanismos de gobernanza de la seguridad alimentaria y a ampliar la legitimidad política de la lucha contra el hambre.
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